Severus & Lily pt. 2
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Severus & Lily pt. 2
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Durante el desayuno del sábado no pudo ver a Lily porque ésta afirmaba tener que aplicarse a fondo en Runas Antiguas, así que Severus se vio en la obligación de pasear sólo por los terrenos del colegio, que un sábado por la mañana estaban igual de llenos que el vestíbulo principal antes de la cena.
Una vez acabado el cuenco de gachas de avena, mientras leía un ejemplar manido de El Profeta que había cogido prestado de la mesita de noche de Orlando, se dirigió a su dormitorio para coger la bufanda y los guantes de Slytherin, ya que el invierno todavía no había pasado del todo y aún había una fina capa de nieve sobre todas las superficies de los terrenos. El equipo de Slytherin tenía las pruebas para los nuevos miembros del equipo de quidditch aquella mañana, así que, vencido por el aburrimiento, decidió ir a echar un vistazo a la gente que se había presentado aquel año.
Nigel Finley, el capitán del equipo de Slytherin, estaba sentado en el centro de una mesa bastante larga, donde también estaban sentados Michael Fuller y Sean Grace (los dos buscadores) y Martha Davies (una golpeadora). A Severus no pareció extrañarle que se hubiesen presentado casi todos los miembros de Slytherin, pero cuando vio a Meena Llewellyn en la cola para las pruebas no pudo disimular su asombro.
- A mí me lo comentó anteayer – escuchó Severus. Se acababa de dar cuenta de que tenía a las dos amiguitas de Meena sentadas dos filas más atrás, pero podía escuchar perfectamente la conversación que mantenían –, la verdad es que me pareció increíble que quisiese presentarse, pero dice que quiere impresionar a Severus Snape.
Severus dirigió la vista al cielo con gesto de paciencia, y se encogió sobre sí mismo a fin de obtener más calor por parte de su túnica y sus complementos de lana.
- Creo que se va a presentar como buscadora, aunque yo creo que más bien daría el pego como golpeadora. ¿Viste cómo le rompió la nariz el miércoles a Billy White sólo por decir que Snape estaba obsesionado con las Artes Oscuras y que eso no podía ser bueno? – continuó diciendo una de las chicas que tenía sentadas detrás. Nunca había oído hablar demasiado a Stacy o a Ashley, pero les dirigió una breve mirada y se dio cuenta de que la que estaba hablando era Stacy.
- ¡Es evidente que está enamorada! Nunca la había visto así, y eso que la conozco desde que teníamos cuatro años – añadió una segunda voz, que Severus relacionó con Ashley –. Ay, si ese Severus se diese cuenta...
Severus se giró con el ceño fruncido.
- Bueno, ya está bien, ¿no? Dejad de tomarme por un idiota, como si no supiese que estáis diciendo todo esto en voz bien alta para que yo me entere. Si se va a presentar al equipo de Slytherin sólo para impresionarme, pierde el tiempo. Casi nunca asisto a un partido de quidditch, tengo cosas más importantes que hacer – añadió, bajando la voz y dándose la vuelta de nuevo para ver cómo Stuart Bath hacía gala de su Efímera 3.7 dando unas absurdas volteretas alrededor del campo. Aunque las piruetas no eran demasiado impresionantes, a Finley pareció fascinarle su manejo con la escoba (algo que tampoco era algo magnífico), y le nombró segundo golpeador.
- ¡Meena Llewellyn! – exclamó Finley cuando Bath aterrizó de nuevo en el mullido y empapado césped del campo de quidditch. Severus se dio cuenta de que Stacy y Ashley habían ahogado un aullido de emoción, y puso los ojos en blanco.
Meena subió a su escoba (una Barredora 4, nada del otro mundo) y se elevó dando un patada en el suelo, aunque pareciera que era la primera vez que montaba en una escoba, porque primero avanzó a trompicones y después comenzó a ascender con una rapidez innata en las Barredoras. Una vez en el tormentoso cielo, descendió en picado y antes de llegar al suelo se elevó de nuevo. Dio una vuelta por las afueras del campo y se acercó volando hasta donde estaban Stacy y Ashley. Le guiñó un ojo a Severus con algo parecido a la coquetería y descendió de nuevo, hasta posarse con suavidad en el césped húmedo. Caminó hasta donde estaba Finley, que todavía tenía la boca abierta, y éste proclamó que ya tenían buscadora nueva.
Todos los que estaban en la fila ahogaron gritos de decepción e injusticia y se fueron disipando por el campo de quidditch, cada uno en una dirección. Meena se dirigió a las gradas, donde estaban sentadas sus amigas, pero en lugar de sentarse junto a ellas se sentó junto a Severus.
- ¿Qué te ha parecido? – Meena exageró una sonrisa de satisfacción – ¡Soy la nueva buscadora del equipo de Slytherin! Supongo que, con esto, ya habré conseguido que despierte un mínimo de interés en ti.
- Hmmm... – Severus hizo como que meditaba la cuestión y después le dirigió una mirada irónica – no.
Acto seguido se levantó y bajó las escaleras de las gradas, para entrar en el castillo e ir a la biblioteca a ver cómo le iba a Lily con las Runas Antiguas. Cuando llegó, estaba sentada con Donna Parker, que al ver que se acercaba le dio un codazo a Lily con una risita infantil contenida. Miró a Severus y, cuando éste llegó hasta la mesa donde estaban, se levantó y se sentó en otra mesa.
Severus se sentó junto a Lily y le sonrió.
- No te vas a creer lo que acaba de suceder – comenzó Severus –. ¿Te acuerdas de lo que te dije de que Meena Llewellyn estaba obsesionada conmigo? ¡Pues hoy ha sido el colmo de la perseverancia! – sonrió – Como tú estabas estudiando, yo fui a...
- Y sigo estudiando, Severus – gruñó Lily con el ceño fruncido, rebosando frialdad.
Severus se quedó momentáneamente sorprendido y una sensación extraña le inundó el estómago. Se sintió absurdamente mal por la frialdad de Lily, y la miró con una expresión que ni él mismo consiguió entender del todo, pero Lily parecía absorta en sus apuntes y en libros de texto que había sacado de la biblioteca. Severus notó cómo Donna les observaba desde la mesa donde se había sentado, y le dio la impresión de que también observaba a Lily con curiosidad.
- En ese caso, nos vemos luego – murmuró Severus, levantándose en silencio. Lily no parecía darse cuenta de que había ofendido a Severus, así que cogió la pluma, la metió en el tintero empapándola de tinta y se dirigió a la puerta de la biblioteca, no sin antes darse cuenta de que Donna Parker recogía sus cosas y acudía con rapidez al sitio donde Severus había estado segundos antes. Desde fuera, por el plástico transparente que había en la puerta (donde estaba escrito con letras de imprenta doradas «Biblioteca»), vio cómo Donna empezaba a hablar con rapidez y Lily miraba primero sus apuntes, después a Donna y finalmente la puerta de la biblioteca, de la que Severus ya había desaparecido.
Durante el desayuno del sábado no pudo ver a Lily porque ésta afirmaba tener que aplicarse a fondo en Runas Antiguas, así que Severus se vio en la obligación de pasear sólo por los terrenos del colegio, que un sábado por la mañana estaban igual de llenos que el vestíbulo principal antes de la cena.
Una vez acabado el cuenco de gachas de avena, mientras leía un ejemplar manido de El Profeta que había cogido prestado de la mesita de noche de Orlando, se dirigió a su dormitorio para coger la bufanda y los guantes de Slytherin, ya que el invierno todavía no había pasado del todo y aún había una fina capa de nieve sobre todas las superficies de los terrenos. El equipo de Slytherin tenía las pruebas para los nuevos miembros del equipo de quidditch aquella mañana, así que, vencido por el aburrimiento, decidió ir a echar un vistazo a la gente que se había presentado aquel año.
Nigel Finley, el capitán del equipo de Slytherin, estaba sentado en el centro de una mesa bastante larga, donde también estaban sentados Michael Fuller y Sean Grace (los dos buscadores) y Martha Davies (una golpeadora). A Severus no pareció extrañarle que se hubiesen presentado casi todos los miembros de Slytherin, pero cuando vio a Meena Llewellyn en la cola para las pruebas no pudo disimular su asombro.
- A mí me lo comentó anteayer – escuchó Severus. Se acababa de dar cuenta de que tenía a las dos amiguitas de Meena sentadas dos filas más atrás, pero podía escuchar perfectamente la conversación que mantenían –, la verdad es que me pareció increíble que quisiese presentarse, pero dice que quiere impresionar a Severus Snape.
Severus dirigió la vista al cielo con gesto de paciencia, y se encogió sobre sí mismo a fin de obtener más calor por parte de su túnica y sus complementos de lana.
- Creo que se va a presentar como buscadora, aunque yo creo que más bien daría el pego como golpeadora. ¿Viste cómo le rompió la nariz el miércoles a Billy White sólo por decir que Snape estaba obsesionado con las Artes Oscuras y que eso no podía ser bueno? – continuó diciendo una de las chicas que tenía sentadas detrás. Nunca había oído hablar demasiado a Stacy o a Ashley, pero les dirigió una breve mirada y se dio cuenta de que la que estaba hablando era Stacy.
- ¡Es evidente que está enamorada! Nunca la había visto así, y eso que la conozco desde que teníamos cuatro años – añadió una segunda voz, que Severus relacionó con Ashley –. Ay, si ese Severus se diese cuenta...
Severus se giró con el ceño fruncido.
- Bueno, ya está bien, ¿no? Dejad de tomarme por un idiota, como si no supiese que estáis diciendo todo esto en voz bien alta para que yo me entere. Si se va a presentar al equipo de Slytherin sólo para impresionarme, pierde el tiempo. Casi nunca asisto a un partido de quidditch, tengo cosas más importantes que hacer – añadió, bajando la voz y dándose la vuelta de nuevo para ver cómo Stuart Bath hacía gala de su Efímera 3.7 dando unas absurdas volteretas alrededor del campo. Aunque las piruetas no eran demasiado impresionantes, a Finley pareció fascinarle su manejo con la escoba (algo que tampoco era algo magnífico), y le nombró segundo golpeador.
- ¡Meena Llewellyn! – exclamó Finley cuando Bath aterrizó de nuevo en el mullido y empapado césped del campo de quidditch. Severus se dio cuenta de que Stacy y Ashley habían ahogado un aullido de emoción, y puso los ojos en blanco.
Meena subió a su escoba (una Barredora 4, nada del otro mundo) y se elevó dando un patada en el suelo, aunque pareciera que era la primera vez que montaba en una escoba, porque primero avanzó a trompicones y después comenzó a ascender con una rapidez innata en las Barredoras. Una vez en el tormentoso cielo, descendió en picado y antes de llegar al suelo se elevó de nuevo. Dio una vuelta por las afueras del campo y se acercó volando hasta donde estaban Stacy y Ashley. Le guiñó un ojo a Severus con algo parecido a la coquetería y descendió de nuevo, hasta posarse con suavidad en el césped húmedo. Caminó hasta donde estaba Finley, que todavía tenía la boca abierta, y éste proclamó que ya tenían buscadora nueva.
Todos los que estaban en la fila ahogaron gritos de decepción e injusticia y se fueron disipando por el campo de quidditch, cada uno en una dirección. Meena se dirigió a las gradas, donde estaban sentadas sus amigas, pero en lugar de sentarse junto a ellas se sentó junto a Severus.
- ¿Qué te ha parecido? – Meena exageró una sonrisa de satisfacción – ¡Soy la nueva buscadora del equipo de Slytherin! Supongo que, con esto, ya habré conseguido que despierte un mínimo de interés en ti.
- Hmmm... – Severus hizo como que meditaba la cuestión y después le dirigió una mirada irónica – no.
Acto seguido se levantó y bajó las escaleras de las gradas, para entrar en el castillo e ir a la biblioteca a ver cómo le iba a Lily con las Runas Antiguas. Cuando llegó, estaba sentada con Donna Parker, que al ver que se acercaba le dio un codazo a Lily con una risita infantil contenida. Miró a Severus y, cuando éste llegó hasta la mesa donde estaban, se levantó y se sentó en otra mesa.
Severus se sentó junto a Lily y le sonrió.
- No te vas a creer lo que acaba de suceder – comenzó Severus –. ¿Te acuerdas de lo que te dije de que Meena Llewellyn estaba obsesionada conmigo? ¡Pues hoy ha sido el colmo de la perseverancia! – sonrió – Como tú estabas estudiando, yo fui a...
- Y sigo estudiando, Severus – gruñó Lily con el ceño fruncido, rebosando frialdad.
Severus se quedó momentáneamente sorprendido y una sensación extraña le inundó el estómago. Se sintió absurdamente mal por la frialdad de Lily, y la miró con una expresión que ni él mismo consiguió entender del todo, pero Lily parecía absorta en sus apuntes y en libros de texto que había sacado de la biblioteca. Severus notó cómo Donna les observaba desde la mesa donde se había sentado, y le dio la impresión de que también observaba a Lily con curiosidad.
- En ese caso, nos vemos luego – murmuró Severus, levantándose en silencio. Lily no parecía darse cuenta de que había ofendido a Severus, así que cogió la pluma, la metió en el tintero empapándola de tinta y se dirigió a la puerta de la biblioteca, no sin antes darse cuenta de que Donna Parker recogía sus cosas y acudía con rapidez al sitio donde Severus había estado segundos antes. Desde fuera, por el plástico transparente que había en la puerta (donde estaba escrito con letras de imprenta doradas «Biblioteca»), vio cómo Donna empezaba a hablar con rapidez y Lily miraba primero sus apuntes, después a Donna y finalmente la puerta de la biblioteca, de la que Severus ya había desaparecido.
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